Plagas de pulgón ¡Combátelas!

Combatir las plagas de pulgón se ha convertido en una tarea difícil, hoy vamos a enseñarte todo lo que debes saber sobre ello.

Los pulgones son una especie de insectos pertenecientes a la familia de los hemípteros: neópteros (insectos con alas) que se alimentan succionando la savia de animales y plantas. Aunque combatir las plagas de pulgón  no son especialmente difíciles de erradicar, los daños que pueden provocar en nuestras plantas, tanto ornamentales como hortícolas, obligan a todo aquel que posea un jardín o un huerto a estar alerta. Debido a su tamaño (apenas unos milímetros) es posible detectarlos visualmente, pero en muchos casos, la presencia del pulgón suele ser advertida por los signos que esta acarrea: amarillamiento, abarquillamiento y caída de las hojas, aparición de otros insectos o brillantez y tacto pegajoso en la superficie de las hojas (e incluso del tallo).

Estas últimas señales se producen debido al residuo que el pulgón deja en la planta cuando se alimenta de la misma: la sustancia trasparente y pegajosa no es otra cosa que la saliva del insecto. Aunque esta no es nociva por sí misma, suele atraer a otros insectos que pueden afear o perjudicar a la planta en mayor grado, tales como hormigas o la negrilla, el conocido hongo negro tan común en jardines poco cuidados que impide que la planta realice la fotosíntesis de manera apropiada.

Uno de los principales problemas que presenta la aparición del pulgón es su rápida capacidad reproductiva. En condiciones ideales, la hembra puede incluso reproducirse asexualmente mediante partenogénesis, dando lugar a nuevas hembras sin necesidad de la interacción con el macho. Cuando la hembra de pulgón pone huevos, suele hacerlo en la parte posterior de las hojas (el envés); estos no eclosionarán a no ser que las condiciones exteriores sean idóneas, por lo que conviene revisar esta cara oculta de nuestras plantas para evitar que los huevos aguarden allí hasta la nueva llegada del buen tiempo, que es cuando el pulgón aparece.

Ya que los pulgones se alimentan sobre todo de las partes más blandas de las plantas (los brotes tiernos y los frutos), será sobre todo allí donde deberemos mirar de vez en cuando para evitar, si no su llegada, sí su rápida exterminación. Las principales consecuencias que las plagas de pulgón suelen conllevar son la merma en el crecimiento de las plantas, la deformación de sus nuevas ramas y la reducción en la producción de frutos.

Soluciones contra plagas de pulgón

Como en la mayoría de casos similares, la mejor solución para acabar con una plaga de pulgón es siempre una correcta prevención: mantener nuestras plantas hidratadas de manera correcta, sin abusar de agentes químicos, fertilizantes o abonos. Otra acción preventiva es incluir en nuestro jardín alguna que otra planta aromática (como la albahaca, la menta o el cilantro), ya que su intenso aroma repele a los pulgones de manera bastante efectiva. Asimismo, rociar las plantas con aceite mineral suele producir muy buenos resultados, matando al pulgón mediante asfixia. No obstante, es recomendable no aplicar esta solución si la planta ya está infectada, puesto que podría acabar muriendo por una sobreexposición a agentes químicos sumada a la merma nutritiva y, por ende, defensiva que está sufriendo (no olvidemos que el aceite mineral es un compuesto químico).

Si tenemos la mala suerte de encontrarnos con este insidioso insecto ya instalado en nuestras plantas, podemos probar con un remedio muy simple: espantarlo rociando agua directamente sobre las hojas y tallos donde notemos su presencia, a ser posible con cierta presión. En algunos casos, esta sencilla tarea consigue eliminar la plaga, sobre todo si esta no es todavía muy grande.

En el mercado existen multitud de insecticidas de los denominados sistémicos que resultan tremendamente efectivos contra el pulgón. Su éxito reside en que el producto, al pasar a formar parte de hojas y tallo, es absorbido de forma inmediata por el insecto cuando este muerde y chupa la savia de la planta, siendo el resultado su muerte casi instantánea.

Entre los principales remedios de los llamados ecológicos (que no incluyen la utilización de producto químico alguno), caben destacar aquellas soluciones compuestas por una mezcla de otras plantas y frutos con agua, que serán rociadas sobre la planta de manera abundante. El olor de estos compuestos debería hacer desaparecer al pulgón rápidamente. Entre los más efectivos destacan los que contienen ajo, hojas de San Pedro o manzanilla.

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